Seis glorias en Paris

Un año más, Rafael Nadal se ha colocado en la final de Roland Garros con su recién año más cumplido. Y como casi siempre no nos ha defraudado, una gran final ante un gran rival, Roger Federer. Muchos altibajos en el juego de ambos, grandes puntos y hasta una interrupción en el partido son algunos de los ingredientes que nos ha mostrado esta final y este gran triunfo del balear, su sexto título ya en la tierra de París.

El partido no empezaba de cara para el español que pronto se encontró con un break en contra y un marcador muy difícil de superar dada la importancia del adversario. Pero nada es imposible para Nadal, ni siquiera ante el, según él, mejor jugador de la historia. Cuando todo presagiaba un primer set para el helvético, Rafa sacó toda su garra y con un bajón en el juego de Federer consiguió hacerse con la primera manga remontando un 5-2 y llevándose cinco puntos para su marcador, 7-5.

El 7-6 del segundo set no representa demasiado la realidad, ya que el juego del suizo iba de mal en peor, todas las bolas se le quedaban en la red y las que conseguían pasar iban directamente fuera. Pero tras aparecer la lluvia el juego se paró durante 10 minutos y, como siempre suele pasar, el que iba perdiendo salió más enchufado y parecía que podía poner en algunos apuros a Nadal. Se llegó al tie break que se decantó del lado del español.

El partido seguía la tónica, parecía que Rafa estaba mucho más entero que Roger, aunque también hay que decirlo muy lejos de su mejor juego, pero esto no le sirvió porque la bestia volvió a despertar en el tercer set para hacerse con su primera manga en la final del torneo, 7-5 para Federer y la historia debía continuar. No sin antes reflexionar sobre el juego y sobre las cosas hechas y las que quedaban por hacer.

El gran triunfo llegó tras un set magnífico del español y parecía que el sol volvía para darle alegría al momento y la enhorabuena a Rafa por todo lo que lleva hecho en el gran París. Un espectacular cuarto set que despertó al mallorquín y a su gran juego. Peloteos que caían del lado de Rafa, pelotas imposibles a las líneas y, por fin, la pelota de partido con un gran saque.

La leyenda de Nadal sigue su curso a pesar de todo lo dicho en estos últimos tiempos. Ni Djokovic ni el gran Federer pueden arrebatarle su gran hegemonía en París y él sigue siendo el rey de Roland Garros por mucho que le pese a los franceses y a todo el público que se ha dado cita en la Philippe Chatrier. Grande Nadal.

Raquel Rodríguez Benito