jueves, 18 de noviembre de 2010

Llodra, una especie en extinción

El Masters 1.000 de París-Bercy, que cerraba la temporada tenística regular 2010, nos ha dejado entre otras cosas el despliegue físico y la espectacularidad de Gael Monfils, el tenis siempre arrollador y, esta vez además ganador (se adjudicó el torneo), del sueco Robin Soderling, y los destellos aún visibles de uno de los grandes de la historia, Roger Federer.

Pero a mí me gustaría desde aquí hacer una mención especial a un tenista que por juego y estilo pertenece a otra época, en la que la potencia en los golpes, el poderío físico y las camisetas sin mangas escaseaban o directamente no existían.  Me estoy refiriendo al francés Michael Llodra, semifinalista el pasado fin de semana en Bercy. Aunque podríamos estar hablando del campeón del torneo si la empuñadura de su raqueta se hubiera mostrado más firme con bola de partido a su favor ante el 'leñador' de Tibro, Robin Soderling. El paso a la final del domingo se le resistió por milímetros pero aún así, es para quitarse el sombrero el torneo que realizó el parisino. Y lo más importante de todo, con un estilo que ya no queda en el circuito.


 Llodra es una rara avis en esto del tenis. Desarrolla un juego agresivo, siempre buscando el punto, a través de un magnífico servicio y de una no menos buena volea. Cuando tiene que restar prepara la oportunidad de atacar la red con un variada gama de reveses cortados salpicados por algún zarpazo explosivo que liquida el punto instantáneamente. Su hábitat natural es la media pista, en la que casi nadie hoy en día sabe moverse con soltura. Este estilo de juego que hace apenas 15 años era el habitual, entonces encarnado por jugadores que pasaron a la historia del tenis como Ivanisevic, Krajicek, Rafter, Henman o el mismísimo Sampras, ahora solo se ve en los partidos de dobles y en los encuentros de Llodra y algún otro clásico como el también francés Mahut o el estadounidense Kendrick.


La propia evolución del tenis propicia estos cambios en la forma de jugar. Los grandes golpes desde la línea de fondo, los potentes saques y la facilidad para ejecutar 'passings' ganadores ha puesto en serio peligro de extinción al jugador de saque y red. Esto da mucho más valor a lo conseguido por Michael Llodra en el último Masters 1.000 del año. Rememorando a los 'grandes' de la red, ante la raqueta del francés han sucumbido ilustres como Isner, Davydenko y el número 3 del mundo, Novak Djokovic. La 'armada española' presente en la eliminatoria de Copa Davis en Clermont-Ferrand aún tiene pesadillas con la exhibición hecha allí por el galo. Ahora tiene en perspectiva la final de la Davis contra los serbios. Veremos si el vivo recuerdo de los Edberg, McEnroe, Sampras y compañía vuelve a demostrar que en el tenis del siglo XXI se puede seguir ganando con la volea como protagonista.

Rubén Pérez Serrano

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